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Un día por las calles de Lima

Actualizado: 29 abr 2019

En una ciudad, donde la banda sonora son los bocinazos y la gastronomía se luce en cada plato, puedes contemplar la majestuosidad de sus construcciones en un centro histórico declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.


por Salvador Carmona Schönffeldt


Plaza Mayor de Lima

La mañana limeña se inicia con un incesante tráfico, acompañado de bocinas, frenazos de vehículos y las noticias sobre los casos de corrupción que afectan a la “justicia”, tras revelarse una serie de escuchas telefónicas que involucran a jueces.


Entre el bullicio de la ciudad, la jornada se inicia con un sándwich de chicharrón. Un imperdible de la capital peruana. ¿La gracia? En un crujiente pan, descansa una lámina de camote, con majestuosos trocitos de cerdo y una “sarsa criolla” compuesta por cebolla, con limón, ají amarillo, sal y pimienta, que el paladar agradece.


Huaca Pucllana

Para empaparse de la historia limeña, el primer paso se orienta a la Huaca Pucllana de Miraflores donde se levanta una gran pirámide ceremonial que data del primer milenio después de Cristo. Por 12 soles ($2.400), realizan un circuito por el sitio arqueológico que hace viajar al pasado prehispánico de Lima.


Luego sigue el centro. Para ello, lo ideal es un taxi. Estos no cuentan con taxímetro, por lo que cada “carrera” se fija en acuerdo con el chofer. Uno dice el destino, él la cifra y ahí se evalúa si conviene el precio. Otra alternativa es el Metropolitano, con buses que cruzan la ciudad con vías exclusivas que reduce los tiempos de traslado.


La “Ciudad de los Reyes” revela su pasado como virreinato. Se trató de la urbe más importante del dominio español en América del Sur, hasta mediados del siglo XVIII. Al igual que en muchos países latinoamericanos, las iglesias levantadas por diversas órdenes religiosas asoman en diversas esquinas del casco histórico, que se suman a los museos que resguardan el patrimonio local. Así llegamos a la Plaza Mayor de Lima que luce orgullosa el reconocimiento de la Unesco para el centro histórico de Lima, como Patrimonio Cultural de la Humanidad.


La plaza es resguardada por el Palacio de Gobierno, Palacio Municipal de Lima, la Basílica Catedral, el Palacio Arzobispal y el Club la Unión. Los turistas de todo el mundo se encantan con las postales que entrega la ciudad y registran cada edificio y personaje que transita por el sector. Las callejuelas, bajo la banda sonora de los bocinazos, son interrumpidas por el control policial que busca evitar aglomeraciones y protestas de una ciudadanía irritada por los casos de corrupción.


A pasos de la plaza se aloja el lugar que sirve como intermediario entre la materia prima, que brinda la tierra y el mar, con la gastronomía peruana: el Mercado Central. Carne de vacuno, pollos, cerdo, interiores de animales, corderos y productos del mar cuentan con su puesto exclusivo. Luego aparecen las frutas y verduras, condimentos, frutos secos y más, hasta llegar a las cocinerías que presentan sus platos típicos con ceviches, ají de gallina, seco de cordero y una variedad de menú que incluyen entrada y plato de fondo, que van desde los siete soles ($1.400).


Mercado Central

La salida te encamina al Barrio Chino, donde se devela la inmigración que nace por 1850 cuando llegaban desde China a labores agrícolas. La zona invita a viajar al gigante asiático. Entre pasadizos y rincones se encuentran desde elementos esotéricos a artículos decorativos. Y la comida no podía faltar, con esa fusión conocida como chifa. Aunque hay muchas alternativas, el “pato pekin” invita a saborearlo, ya que lo lucen con un horneado brillante en las vitrinas de diversos puestos de comida.


Tras el almuerzo, apuntamos a Gamarra. Un gran centro comercial callejero donde, por precios bajísimos, se puede encontrar ropa interior, poleras, chaquetas o camisetas deportivas que se venden al detalle o al por mayor. Algo más ordenado es Polvos Azules que, a pasos del Estadio Nacional, ofrece galerías ordenadas por secciones con maletas, chaquetas, camisas, zapatillas, zapatos, artículos tecnológicos o artesanías.


Al atardecer, la invitación es contemplar el Circuito Mágico del Agua, ubicado en el Parque Reserva que también se ubica cerca del estadio. Aquí hay más de una decena de fuentes de agua, con lúdicos diseños como un túnel o un laberinto. A las 19.15 parte un show donde se mezclan música, luces y proyecciones en el agua. Por 4 soles por persona ($800) es una visita imperdible para parejas y familia, ya que también cuenta con juegos infantiles y puestos de comida.


La noche puede cerrarse en algún turístico boliche de Miraflores o en un paseo por la zona de Barranco donde la plaza, el boulevard, el Puente de Los Suspiros o la Bajada de Baños, aparecen como alternativas en la ruta. Para los aficionados a la música en vivo o con alma jovial, Sargento Pimienta es la parada obligada.


Y si le gusta lo tradicional, la Antigua Taberna Queirolo de Pueblo Libre es una excelente opción para un picoteo típico de sabores peruanos acompañado de un chilcano (pisco, jugo de limón, hielo y ginger ale) a la espera de lo que depare la noche, ya que para el otro día puede programar una caminata matutina por la Costa Verde.

 

ESTE ARTÍCULO FUE PUBLICADO EN SUPLEMENTO SÁBADO DE LA CUARTA (VER PDF)

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