Su alta riqueza patrimonial invita a reunirse y disfrutarla tanto en el día como la noche, cuando la comida, la música y la cerveza se unen para iniciar la fiesta.
por Salvador Carmona Schönffeldt
Bares, restaurantes y hostales se abren paso por las históricas calles de Getsemaní, zona emblemática de Cartagena que se convierte cada día en un punto de encuentro de habitantes y turistas de la ciudad colombiana que mira al Caribe.
Ahí es donde se aprecia la multiculturalidad. Desde el Parque Centenario a la calle de la Media Luna, se cruzan visitantes agobiados por el calor, pero que estrechan sus sonrisas cómplices, con alegres cartageneros y bellas mujeres que danzan al caminar.
Con las horas y bajo una temperatura más amable, la Plaza de la Trinidad comienza a recibir a entusiastas niños que corren tras la pelota.
Es la zona donde los sentidos despiertan: los puestos de comida brindan aroma y sabor; el sonido está a cargo de artistas locales o músicos del planeta que dan el ritmo al son de la luna; mientras, los colores son proyectados por quienes intercambian diálogos en diversos idiomas y con diferentes modismos.
¿Y el tacto? Primero será palpar y tomar una fría: una cerveza Costeñita, Aguila o la que venga. Luego, la noche lo dirá…