En el marco del lanzamiento de la temporada alta en la Región de Magallanes y la Antártica chilena, el Servicio Nacional de Turismo junto a la Cámara de Turismo de Última Esperanza y la Asociación de Hoteles y Servicios Turísticos de Torres del Paine, nos muestran algunos destinos que podemos visitar en la Patagonia.
Salvador Carmona Schönffeldt | @laviejaciudad
Tras el intenso invierno, donde las nevadas y las temperaturas bajo cero a veces aíslan al extremo sur de Chile, la provincia de Última Esperanza -conformada por las comunas de Puerto Natales y Torres del Paine- comenzó a dar el vamos a la temporada alta con el Chapuzón de los Fiordos, ya que se espera la llegada de turistas durante los meses más cálidos.
Para el director regional del Servicio Nacional de Turismo (Sernatur) de Magallanes y la Antártica chilena, Víctor Román, “la provincia de Última Esperanza ha estado trabajando fuertemente para poder posicionarse y recuperar los números prepandemia, pero también diversificando sus propuestas para todo tipo de público nacional e internacional”.
Una de ellas es la variedad de alojamientos turísticos donde destaca el hotel Simple Patagonia, con una maravillosa postal de los fiordos. “Con la vista que tenemos acá, creemos que el adorno y la decoración está afuera. Entonces tratamos de que el hotel fuera simple. Y en el minuto que comenzamos a hablar que el hotel fuera simple, surgió el nombre”, cuenta Álvaro Gallardo, uno de los dueños de esta empresa familiar.
Para comer, la oferta es amplia. En la Mesita Grande, Natalia Toledo cuenta que se encuentran “todo lo que son los sabores magallánicos pero la especialidad son las pizzas y trattoria, que vienen con centolla, guanaco o cordero. Las pizzas son en horno de leña, cocidas con madera de lenga recogida”.
Mientras, en El Asador Patagónico, Jorge Olavarría invita a la gente a “vivir la experiencia. Es un lugar histórico donde el salmón y el jamón lo hace el mismo dueño y es un lugar también histórico porque fue la primera farmacia de Puerto Natales. El plato típico que tenemos y que más se vende es el cordero al palo”.
Otra alternativa es el restaurante Factoría, donde Polyana Ludwig señala que tienen “comidas locales, como la carne de guanaco, carne de cordero, carne de liebre, además de platos con frutos del mar y también opciones veganas y vegetarianas”.
A la gastronomía, también se suman espacios de bienestar como Mandala Andino donde Pilar Irribarra cuenta que “es un centro de terapias, donde tenemos algunas salitas e infraestructura donde proporcionamos los masajes, las terapias y el yoga”. El lugar también cuenta con una tienda y un espacio al sur de Puerto Natales donde realizan terapias junto a la naturaleza.
Y caminando por el centro de Puerto Natales se pueden encontrar varios lugares con artesanía local en el que destaca Creando con tus Manos, donde María Cárcamo expone y vende sus trabajos con lana de oveja: “Mis productos son bastante valorados porque se lo llevan al extranjero. Yo soy una persona de la tercera edad y me siento feliz en mi local, ofreciendo mi trabajo a los turistas”.
“ES ALGO QUE DA PAZ”
En cuanto a los destinos fuera de Puerto Natales, como la Cueva del Milodón, se están impulsando otros atractivos como el senderismo en Cerro Benítez, donde en un trayecto de unos tres kilómetros se puede contemplar la flora y fauna del lugar.
En ella, los cóndores se lucen ante los visitantes que desde la silenciosa cumbre son testigos de una hermosa cadena montañosa reflejada en el lago Sofía. “Es un lugar precioso. Soy nacido y criado en Puerto Natales. Para mi llegar a estos lugares o venir acá es algo único. Es algo que da paz”, cuenta José Lepicheo que trabaja de guía y conductor de transportes turísticos del hotel Glaciares.
Adriana Aguilar, gerenta de la Cámara de Turismo de Última Esperanza (CATUE), afirma que a “Puerto Natales se puede venir todo el año, a Torres del Paine también. Estamos trabajando por ofrecer turismo los 12 meses del año”, ya que la comunidad ha ido ampliando la oferta y los servicios turísticos orientados a las y los viajeros.
NAVEGACIÓN Y RECORRIDOS POR TORRES DEL PAINE
Sara Adema, gerenta de Hoteles y Servicios Turísticos de Torres del Paine (HYST), espera que las y los visitantes “puedan ver todas las maravillosas escenas y paisajes que entrega nuestra naturaleza, como es el Parque Nacional Torres del Paine”.
Y justamente aparecen escenas maravillosas. Juan Pablo Araya, jefe gestor de excursiones del hotel Lago Grey, nos invita a una “hermosa navegación a través del lago, a visitar las caras del glaciar Grey”, donde los imponentes bloques de hielo también reflejan la fragilidad de la naturaleza, con los desprendimientos que se provocan por la irresponsabilidad humana.
La navegación es acompañada de rostros felices que se sorprenden por la hermosura del paisaje y que se enaltece con un calafate sour o algún otro elixir que permita brindar por el lugar, deseándole salud eterna.
Tras el recorrido, nos recibe Pedro Pezo, chef ejecutivo del restaurante del hotel Lago Grey, quien cuenta que “la gastronomía del lugar es una comida local, utilizando varios productos de la región. Para el almuerzo tenemos un menú con plateada, merluza o canelones”, que están servidos con delicadeza y mucho sabor.
La jornada continúa con una excursión con Andrés, guía local, “la que consiste en pasar por los mejores miradores establecidos en el parque nacional”, donde destacan el Lago Pehoé, Salto Grande, el Mirador de los Cuernos, para finalizar la contemplación de las Torres del Paine.
En Laguna Amarga, la entrada principal a Torres del Paine, el guardaparque Francisco precisa que “las principales recomendaciones son que en el parque no está permitido dejar basura y no hacer fuego, que son las reglas más importantes”, además invita a que las entradas sean adquiridas idealmente con anticipación en parquetorresdelpaine.cl.
CERRO GUIDO: TURISMO Y CONSERVACIÓN
Tras la visita al parque, la Estancia Cerro Guido nos recibe con su alojamiento en una vieja casona acondicionada para visitantes y una reponedora Candola, bebida típica de la Patagonia y que es similar al vino navegado, el que sirve para calentar el cuerpo junto al fuego y una sabrosa comida.
El subgerente Enrique Concha cuenta que “la cocina está hecha de manera que se recuerden las tradiciones y la cultura de la zona. Y como tenemos muchos huéspedes que viene de afuera, queremos mostrar un poco de la parte culinaria y gastronómica del resto del país”. A ello, el chef Claudio Fourcade suma que “la idea es llevar un poco más allá la gastronomía de Cerro Guido, en una forma de usar la leña, el humo y las costumbres locales”.
En la estancia conviven la ganadería, hotelería y una fundación que busca proteger el patrimonio natural y cultural de la zona, lo que va de la mano con el turismo.
Para Pablo Miranda, encargado de operaciones y excursiones de Estancia Cerro Guido, “lo que nosotros tratamos de mostrar es la interacción del ser humano con la naturaleza. Se entiende mucho como el medioambiente forjó la cultura magallánica”, por lo que “hay que venir con el respeto y entender que estamos en un lugar muy distinto”.
En ese marco, una de las banderas de la Fundación Cerro Guido es la protección del puma. “Antes de la llegada de la estancia, de la oveja, se podían ver grupos de pumas en manadas. Cuando llegó la ganadera comenzó la caza indiscriminada de pumas porque obviamente era una amenaza para la actividad ganadera. Eso siguió hasta la creación del Parque Nacional Torres del Paine, donde empezaron a proteger a la fauna, sobre todo al puma”, relata Ricardo Musa, jefe de operaciones de Fundación Cerro Guido.
Ricardo precisa que “lo que nosotros estamos haciendo en la fundación es implementar técnicas para que esa pérdida se minimice y no darle la excusa al ganadero para seguir matando pumas”. Así es como invierten en tecnología y perros adiestrados.
Una de las primeras iniciativas para proteger al puma, fue instalar cámaras trampas que, según Rodrigo Garay, investigador en terreno de la fundación, “son cámaras que funcionan con detectores de movimientos y sensores térmicos que se activan cuando detectan actividad en la cercanía”, precisando que sirven para “recolectar información respecto de los hábitos de comportamiento de pumas, sectores de movimiento y también para la identificación de estos”.
Tras cinco días y cuatro noches de sentir la brisa y el agua magallánica, caminar por los senderos, navegar ante glaciares y abrigarse con el calor del fuego patagónico, “los dejo super invitados a esta temporada 2023 y 2024, para conocer el espíritu de la Patagonia y conocer la cultura gaucha y la cultura magallánica”, nos dice Melissa Molina, jefa de recepción de Estancia Cerro Guido.
Desde la lejanía, toda esa experiencia turística vivida invita a comenzar la revisión de literatura y documentales que nos cuenten más sobre aquellos pueblos originarios que convivían armónicamente con este maravilloso entorno, para que nos sirva como enseñanza del cómo vivir en equilibrio con estos parajes únicos en el mundo.
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